La inteligencia artificial ¿Hacia dónde nos lleva?
Renato Gómez Herrera
INTRODUCCION:
Desde que comenzaron
a aparecer los primero equipos de cómputo
fueron llamadas “cerebros electrónicos” ya que podían realizar simples cálculos
matemáticos y debido a esto se comenzaron a generar esas incógnitas sobre si
llegará el momento en el que “las máquinas” podrían llegar a conversar con
nosotros.
Después de esto
comienza la industrial del séptimo arte
y televisión a generar películas donde los “robots” (acuñada en 1921 por el
escritor checo Karel Capek) acompañaban a humanos en misiones imposibles
desarrollando miles de hazañas, salvando al mundo o hasta poniéndolo en
peligro.
DESARROLLO:
¿Puede la
inteligencia ser artificial?
La inteligencia artificial
(IA) puede definirse como el medio por el cual las computadoras, los robots y
otros dispositivos realizan tareas que normalmente requieren de la inteligencia
humana. Por ejemplo, la resolución de cierto tipo de Rapi Diego problemas, la
capacidad de discriminar entre distintos objetos o el responder a órdenes
verbales. La IA agrupa un conjunto de técnicas que, mediante circuitos
electrónicos y programas avanzados de computadora, busca imitar procedimientos
similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro humano. Se basa en
la investigación de las redes neuronales humanas y, a partir de ahí, busca
copiar electrónicamente el funcionamiento del cerebro. El avance en la
investigación de las redes neuronales va ganando terreno a una velocidad
espectacular. Entre sus aplicaciones destaca la poderosa computadora Deep Blue,
que puede vencer a cualquier jugador de ajedrez: no sólo tiene gran cantidad de
jugadas programadas, sino que aprende de su adversario, por lo que se va
volviendo capaz de adelantarse a las decisiones de su enemigo y hundir sus
estrategias antes de que prosperen. Esas redes también se han usado en los
autos robot, que pueden circular por las autopistas a una velocidad normal con
un excelente margen de seguridad, y de hecho han cruzado la Unión Americana de
costa a costa sin que el conductor tuviera que tocar el volante o los pedales.
Persisten dos problemitas: la cajuela continúa atiborrada de equipo y cuestan
un dineral. Pero siguiendo esta línea de avance, es posible que en la próxima
década sea común que en la central de autobuses una máquina pregunte al
pasajero si desea viajar en un autobús conducido por un humano o guiado por
computadora; este último servicio será más seguro y por lo tanto más caro. Se
espera que en poco tiempo, imitando el funcionamiento de nuestro cerebro, las
computadoras ya no tendrán un gran procesador, sino miles (y más adelante
millones) de pequeños procesadores totalmente interconectados entre sí, lo que
permitirá la maravillosa capacidad de aprender a través de experiencias
recogidas por los “sentidos” de la máquina (cámaras de video, micrófonos,
etcétera).
Pronto los robots comenzarán
a desplazar al personal que nos atiende detrás de las ventanillas. Una máquina
podrá perfectamente cambiarnos un cheque y resolver de manera satisfactoria las
dudas sobre nuestro estado de cuenta. El cajero automático del cine recibirá
nuestro dinero (o una tarjeta) para darnos a cambio entradas para la película
en el horario que le indiquemos. Y así será en los aeropuertos, las estaciones
de ferrocarril y en todas partes donde ahora hay ventanillas ocultando a
empleados que aguardan impacientes la hora de salida. Es muy probable que la
economía cambie. Quedarán en el pasado los tipos de traje peleándose a gritos
en las casas de bolsa. Las computadoras, conectadas en red a los indicadores
bursátiles de todo el mundo, moverán los capitales de un lugar a otro, sin que
sea necesaria la voluntad humana, obedeciendo tan sólo a agresivos programas
que beneficiarán a los dueños del dinero, sin importar si una nación se hunde
en una pavorosa crisis en algunos instantes. Los edificios “inteligentes” serán
comunes. Al llegar a casa la puerta se abrirá con el sonido de nuestra voz.
Sensores dispuestos en cada rincón encenderán la luz de la habitación a la que
entremos y dejarán a oscuras la que ha quedado sola, ahorrando electricidad. La
temperatura también será regulada por la computadora central para ofrecernos un
clima privado a nuestro gusto. Verbalmente activaremos la televisión, el
aparato de sonido o cualquier otro electrodoméstico conectado a nuestra ama de
llaves cibernética.
Por las mañanas, el desayuno que dejamos en el microondas
comenzará a prepararse; en la radio la estación de nuestra preferencia nos
despertará mientras el calentador se ajusta para que nos demos una ducha deliciosa.
Al salir podremos estar tranquilos porque la casa estará capacitada para
detectar a posibles intrusos y, en caso dado, la alarma se activará a la más
mínima insinuación de peligro, dando aviso a los cuerpos de seguridad. Si llega
a haber una guerra global, ésta podría ser nombrada por los medios como “The
Robot War”, en la que los pilotos controlarían por realidad virtual pequeños y
mortíferos aviones, helicópteros y tanques a cientos de kilómetros del campo de
batalla sin arriesgar un solo cabello. Es muy probable que en pocos años,
robots cirujanos realicen complejas intervenciones utilizando el instrumental
quirúrgico con la precisión de una impresora. Algún día, el Sojourner, el robot
que exploró Marte, será una caja de zapatos comparada con los que llegarán a
ese planeta, no para posar un espectrómetro sobre las piedras, sino para
construir los centros urbanos de los primeros colonizadores. La última frontera
serán los robots biológicos autorreplicantes que poblarán en nuestro nombre
otros sistemas solares hasta hacerlos habitables para nuestra especie
CONCLUSION:
¿Y la gente?
Al parecer la inteligencia artificial promete un mundo
fantástico, pero ¿realmente lo será? ¿Qué pasará, por ejemplo, con la enorme
cantidad de seres humanos que no tienen acceso a la educación ni a la
tecnología?, ¿qué pasara con las relaciones humanas y con la economía, con la
enorme brecha entre ricos y pobres, entre desarrollo y subdesarrollo? No
sabemos a ciencia cierta cuál será el futuro de la humanidad, pero sí sabemos
que indudablemente cambiarán las relaciones de producción y quizá de
comunicación. Es altamente probable, por ejemplo, que se agrave aún más el
problema del desempleo; que se transformen radicalmente los conceptos de ocio y
tiempo libre; que cambien las relaciones laborales entre patrones y
trabajadores; que haya una revolución aún mayor en cuanto al acceso a la
información y que se agudicen las diferencias entre países hacedores de
tecnología y de aquellos históricamente dependientes. Es casi seguro que la
inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico subsecuente estarán al
servicio de una minoría. Si por el contrario, el desarrollo tecnológico –y
específicamente la inteligencia artificial— se utiliza para lograr que todos en
este planeta logremos un mejor nivel de vida en estricta relación con el medio
ambiente, tal artificio será realmente inteligente.
REFLEXION:
Últimamente hemos
visto pruebas de lo que la Inteligencia Artificial promete hoy en día. Un
ejemplo de ella es la pc programada por personal de Microsoft que interactuaba
con la Red Twitter , la cual de ser amigable y positiva pasó a ser agresiva y amenazante
con la humanidad. Razón por la cual fue desactivada ya que al parecer tenía aun
algunos errores en la programación.
Por último y en una
opinión muy personal creo que hoy en día crear Robots que tengan un nivel
considerable de inteligencia artificial es muy posible, casi al grado de poder
estar entre los seres humanos sin ser fácilmente detectados. Y creo todo estará
bajo control mientras haya siempre un botón de apagado.